Cuenta la historia que un rey de Australia tenia tres hijos uno que se llamaba Carlos que estaba casado, una que se llamaba Elena que también estaba casada y otra que se llamaba Lucía que era la mas pequeña y no estaba casada. El rey estaba jugando con su nieto en un jardín de su gran palacio cuando le empezó a dar unos dolores de barriga que no los podía soportar
El rey estuvo así con esos dolores día tras día pero cada día que pasaba estaba mas enfermo y sus tres hijos le cuidaban mucho. Esa enfermedad no sabían por qué estaba causada y por mucho que los médicos investigaban no lo averiguaban. Un día se pusieron a buscar a el mejor curandero del mundo a ver si tenia un remedio para su enfermedad. Carlos, uno de sus hijos anunció que quien pudiese curar a su padre le pagaría lo que hiciese falta. Por mucho que venían curanderos de todos lados no encontraban a nadie que le pudiese curar. Pero un día apareció un curandero que venia de España diciendo que podía curarle pero para ello necesitaba unas plantas que solo se cultivaban en China. Los tres hijos y el curandero fueron hasta China para coger un trozo de esa planta. Cuando llegaron del viaje prepararon el mejunje que necesitaba el curandero para poder curarlo. El rey pensaba que era demasiado tarde pero de todas maneras se lo tomó y se durmió.
Dos días después el rey despertó y estaba sano como una manzana. El rey le pago todo lo que pudo y a cambio el curandero le pidió la mano de su hija Lucía. Lucía estaba enamorada de el desde el primer día así que el rey no lo dudó ni un minuto y aceptó. Hubo una boda muy bonita y los novios se casaron y fueron felices.
Es de Maria Tiscar de 3D
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