[...] Y la profesora puso al fin la fecha del examen, era dentro de una semana. Una alumna suya, Carla, le comentó a su padre que tenía un examen importante para el Martes siguiente. Su padre le dijo que durante esta semana estudiase, para que el día antes no tuviera presión, Carla asintió con la cabeza pero lo que resonaba dentro de ella no era lo mismo. Carla era ligeramente vaga.
El Miércoles tenía clase de flauta a las 17:30 y volvía a las 19:30, al volver lo primero que hizo fue ir al ordenador y así hasta la hora de dormir. Lo mismo el Jueves y más de lo mismo el Viernes. El Sábado salió, el Domingo también. Llegó el Lunes y su padre se lo recordó a las 20:00, ella asintió con la cabeza pero tenía sueño, se puso el despertador a las 02:30 para estudiar, pero el sueño que tenía le podía y no lo escuchó sonar.
Llegó la hora del examen el Martes y Carla no se sabía nada, se lo dejó en blanco, lo que conllevó suspender.
Y así es como Carla aprendió a hacerle caso.Así, como Ícaro.
Por Gabryela Bosch
El Miércoles tenía clase de flauta a las 17:30 y volvía a las 19:30, al volver lo primero que hizo fue ir al ordenador y así hasta la hora de dormir. Lo mismo el Jueves y más de lo mismo el Viernes. El Sábado salió, el Domingo también. Llegó el Lunes y su padre se lo recordó a las 20:00, ella asintió con la cabeza pero tenía sueño, se puso el despertador a las 02:30 para estudiar, pero el sueño que tenía le podía y no lo escuchó sonar.
Llegó la hora del examen el Martes y Carla no se sabía nada, se lo dejó en blanco, lo que conllevó suspender.
Y así es como Carla aprendió a hacerle caso.Así, como Ícaro.
Por Gabryela Bosch
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